¿Qué es la magia?

¿Qué es la magia, existe realmente el bien o el mal?

Las religiones se benefician del deseo de eliminar lo que consideran malo. Quieren imponer lo que consideran bueno o divino. El conflicto interno entre el ángel y el demonio.

La gran mayoría de la gente está convencida, o se le ha «sugerido», que la magia en su estado oscuro pertenece al mal (como se ha popularizado a lo largo de los siglos llamándola demonios) y tiene mayor poder que la magia «blanca».

Es cierto que posee un poder mayor, pero en su expresión no debe ser valorado como negativa o mala, sino que es un poder creativo con carácter transformador.

¿Qué se considera «bueno» y qué «malo»?

Todo lo que produce estabilidad, seguridad, etc., se considera bueno. En realidad, sin embargo, lo que se llama «bueno» es que podamos darnos nuestras alegrías y placeres y no tengamos que esforzarnos demasiado para conseguir un objetivo.

Por otro lado, lo «malo» surge en cada momento de dificultad: la negación, la destrucción y el pesimismo están siempre presentes cuando surgen obstáculos y problemas.

El enemigo más poderoso de cualquier ser humano, es él mismo: su propia limitación y sus propios pensamientos, que se basan en la negación.

Para una bruja no hay nada correcto o incorrecto.

Una buena maga no es un ser que se derrumba, sino que, por el contrario, actúa de líder en la vida. Esa es la base de la magia. En esta parte nace el poder de la magia. Todo mago debe considerar cuidadosamente todas las situaciones posibles en las que se mete. Porque según la situación, su acción mágica depende de ello.

Ahora bien, el concepto de bien atrae implícitamente al mal. La ganancia de uno puede significar una pérdida para el otro. Cuando la balanza se inclina a favor de uno, simultáneamente se inclina en detrimento del otro.

Encontrar el equilibrio es el trabajo de la maga.

Por eso, al hablar del bien o del mal, es importante señalar que el concepto de armonía no reconoce uno u otro, sino que busca la complementariedad o el equilibrio entre los dos extremos de la escala.

Si analizamos el bien y el mal según las reglas de la magia, descubrimos que el bien y el mal no existen como tales, porque son el ritmo constante del equilibrio de la vida. Hay diferentes manifestaciones: una causa que no se puede cambiar, una acción que se provoca, un momento de error que crea todo un caos de situaciones que tienen consecuencias positivas y negativas.

En resumen, cada situación conduce al progreso y la mejora. Cualquier situación difícil puede interpretarse inicialmente como «mala», pero con el enfoque correcto, uno puede abordar este aspecto de muchas maneras. Que una situación sea buena o mala es una cuestión de perspectiva. El bien o el mal es, en última instancia, el uso sabio de la estrategia.

Nada ocurre por casualidad.

Nada ocurre por casualidad, nada sucede sin una conexión extraordinaria, todo obedece a una causa que en la mayoría de los casos puede ser desconocida. No hay buenas o malas acciones, solo alternativas. Nadie es inmune a meterse en ciertas situaciones que pueden ser causadas por otros o por leyes desconocidas que de alguna manera rigen nuestras vidas.

Para armonizar una situación dada, el mago debe poder recurrir a las entidades existentes correspondientes (deidades, muertos, espíritus de la naturaleza, espíritus ocultos, duendes, etc.) para resolver cualquier problema que surja. En general, el «mal» se trata con el mal y el «bien» con el bien.

Al actuar, el mago se adentra en los límites de lo extraordinario, el mundo oscuro de la magia, el mundo que más poder desarrolla.

Teniendo en cuenta lo anterior, lo único que queda es decidir sabiamente, sin mirar atrás y estando siempre seguro de la propia decisión. ¿Qué quieres? ¿Estás preparado para las consecuencias?

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